lunes, 9 de agosto de 2010

Invernaderos de materiales rústicos benefician 115 familias



Estos permiten a amas de casa de Monseñor Nouel, producir exitosamente ajíes y tomates.

Invernaderos construidos con materiales rústicos y de desecho, permiten a amas de casa de zonas rurales  de Monseñor Nouel, producir  exitosamente ajíes y tomates dentro de  un proyecto piloto auspiciado por la Fundación Falcondo.

 Así se demuestra  que cultivar en invernadero también puede hacerse con calidad en zonas de baja altitud.

Unas 115 familias se han beneficiado de los invernaderos  levantados con materiales disponibles en cualquier parte y  han provocado que otras comunidades   se motiven a integrarse a este programa que les enseña a cultivar a bajo costo y en forma rentable.

Estos invernaderos  demuestran  que es posible la transferencia tecnológica y diversificación de la producción. También   estimulan la creación de nuevos  negocios agrícolas y que se contribuya a la seguridad alimentaria de la zona. Fundación Falcondo proporciona con este  programa los recursos necesarios y asistencia técnica para alcanzar un mayor ingreso familiar en la unidad de producción.

Unos 52 quintales de ají y alrededor de 400  libras de tomate vendidos en la primera etapa y muchos más por cosechar, son parte de los resultados de los invernaderos comunitarios, que además han servido de estímulo para que   iniciaran otros pequeños invernaderos privados en los patios de las propiedades familiares.

Las socias de los clubes de madres Nuevo Renacer y Santa Ana, de las comunidades de Los Jengibres y Peñaló, dicen  que “ ya  Bonao no tiene que esperar a recibir ni ajíes ni tomates de otros lugares, porque con los  invernaderos podemos suplir estos productos”.

Carmen Melania Sánchez, una de las socias en la comunidad de Peñaló relata que “ el equipo técnico de la Fundación Falcondo viene un día a la semana y los otros días nosotras somos las que los manejamos”. Y agrega: “Aunque tengo mi propio invernadero en el patio de mi casa, voy a seguir trabajando en el invernadero de la comunidad, para que todas las personas se sigan beneficiando y para seguir aprendiendo y aportando, por que yo sé que muchas mujeres de la comunidad quieren mejorar las condiciones de sus familias”.

“¿Quién iba a decir que nosotras las mujeres de Peñaló íbamos a poder manejar un invernadero y producir ajíes y tomates de calidad?, se preguntó.”

Carmen Melania, con su experiencia personal, de hacer el primer invernadero privado, motivó a unas 12 compañeras  amas de casa.

 Éstas al ver el invernadero de la Asociación y los beneficios que daba, que  desarrollaran de manera individual un pequeño invernadero rústico en su propiedad,  ya han visto establecida su producción a nivel comercial.

 A tres años de ensayo, y al ver la valentía de Melania Sánchez al arriesgar lo poco que tenía en la búsqueda de algo mejor para su familia, las cosas han mejorado en Peñaló y Los Jengibres.

Algunas han logrado construir o mejorar sus viviendas, y suplir algunas de las necesidades básicas del hogar.

Además    se ha establecido un pequeño fondo de préstamos con la asesoría de la Fundación, para que otras personas de la comunidad también se beneficien de estos ingresos e inicien sus propias actividades productivas. La oportunidad de crecimiento que generan las comunidades  es parte fundamental de los objetivos del programa.

Zoom
Desarrollo Individual

 Con su programa de invernaderos rústicos, La Fundación Falcondo   se compromete con el desarrollo individual del ser humano, garantizando un mejor futuro y una mayor calidad de vida a la sociedad.

El reto consiste en llevar este modelo a otros lugares donde tantas personas buscan maneras dignas de ganarse la vida, con capacidad gerencial para pequeños  negocio

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